Castillo de Balboa
Castillo de Balboa

Situado sobre un cerro, entre el Regueiro da Fervencia o de Tras do Castelo y el río de Castañoso, en el que en su momento se realizó un importante corte en el terreno, a modo de foso, al este del emplazamiento del castillo, y desde el que se domina ampliamente el valle en el que se localiza el pueblo.  Aunque es bastante común la conjetura de que se encuentra construido sobre un antiguo castro astur, la reciente intervención arqueológica en la base de la torre del homenaje, no sacó a la luz ningún resto que  permita mantener esta afirmación, a falta de que puedan aparecer nuevos datos en el futuro.

La planta de la fortaleza describe un cuadrilátero irregular aproximándose a una forma rectangular, más ancho en el lado oeste que en el este. Conserva gran parte de los muros perimetrales.



El elemento más destacado visualmente es la torre del homenaje, situada al este del patio de armas, con una planta que tiende a ser cuadrada, y construida mayoritariamente en mampostería de pizarra, sin excluir la cuarcita y los cantos rodados. En su cara norte hay un vano rematado en arco de medio punto, siendo visibles en el interior los mechinales en los que se introducían las vigas de madera que separaban las diferentes plantas. Su cara oeste se encuentra casi derruida en su totalidad, aunque en el análisis de la porción de muro que se conserva se puede comprobar que originariamente se articulaba en una superposición de vanos en forma de arcos de medio punto. También está seriamente dañada la cara sur.

Castillo de Balboa
Los muros perimetrales mantienen restos almenados en la cara sur y del camino de ronda interior. En el muro este, que cierra un espacio que parece un añadido posterior al momento en el que se construyó la torre del homenaje, se mantiene la parte inferior de lo que pudieron ser ventanas saeteras con un importante derrame interno. En el lado oeste, los remates extremos del muro pudieron ser semicirculares en el vértice suroeste y circular en el noroeste, pues, aunque éste último se derrumbó en los años ochenta del siglo veinte, existen testimonios gráficos sobre la existencia de una especie de cubo o torre circular.

En la reciente intervención arqueológica se ha documentado la existencia de un aljibe adosado a la base de la torre del homenaje en su cara norte.

Castillo de Balboa
En cuanto al proceso constructivo y sus posibles fases, lo normal es que la configuración definitiva del castillo se produjese tras ser reconstruido o reparado después de las revueltas irmandiñas, en el último tercio del siglo XV, pues en ese conflicto, tal y como declara un testigo en el llamado pleito Távera-Fonseca, “al dicho conde de Lemos don Pedro Alvarez Osorio…le derrocaron las fortalezas de Sarrea…de Serrezin e Balboa e Corillón”. No obstante, ante la falta de datos documentales anteriores, relacionados directa e incontestablemente con el castillo, es necesario recurrir al papel que juegan nobles o caballeros que ejercen como señores sobre la zona del Valcarce y de Balboa, puesto que estamos ante un castillo cuya función primordial fue, sin duda, la de ejercer un dominio señorial sobre el territorio y sus habitantes. El mejor ejemplo en este sentido lo constituyen los componentes del linaje de los Garcia Rodríguez de Valcarce, que ejercen un poder señorial que implica tanto la existencia de propiedades suyas como la percepción de otros beneficios, probablemente por alguna concesión real a partir del desempeño de la tenencia. Inicialmente el ejercicio de este cargo va muy unido en el Valcarce a la tenencia de Villafranca; a finales del siglo XII ya figura el honor del Valcarce, y desde mediados del siglo XIII se individualiza la tenencia del mismo nombre, incluso en alguna ocasión con referencia única a Balboa, aunque los tenentes siempre son los mismos. Es fácil que la primera referencia a lo que pudo ser una edificación que acabase cristalizando en una fortaleza aparezca en el testamento realizado en 1328 por uno de los García Rodríguez de Valcarce, cuando señala:  Item mando a miña casa de Balboa de Valcarcel con locouto de Balboa que o teña TheresaYañes en pinnor por 24.000 maravedís que lleeu di en arras per en sua vida (…) e se non casar que a teña por en toda sua vida e a seufinamento que fique esta casa e couto a meufillo García Rodríguez (…). (…) Ytem mando  pra tenencia da casa de Balboa de Valcarcel 700 maravedís (…).

Esta mención del Couto de Balboa y de una casa que genera beneficios económicos, podría constituir una referencia a algún tipo de casa fuerte o incluso a una fortificación, pues sin un dominio señorial no existe capacidad de generar beneficios económicos como los señalados. El citado linaje alcanza su apogeo a finales del siglo XIII y durante la centuria siguiente, sucediéndose al menos cuatro personas con el mismo nombre, aunque es fácil que su evolución sea bastante más compleja. El primero aparece en 1270 y 1286 como tenenteValcarce, y seis años después como vasallo del infante don Juan; el segundo se documenta en 1306 y hace testamento en 1328, llegando a ser mayordomo del rey y Adelantado Mayor de Galicia; el tercero hace testamento en 1364, y el cuarto se casa con Inés Fernández y realiza su testamento en 1407. Son los padres de Constanza García de Valcarce, que se casa con Pedro Álvarez Osorio en el último tercio del siglo XIV, aportando en dote a su matrimonio los lugares de Balboa y Valcarce, entre otros. Este matrimonio explica la posterior inserción territorial y señorial de Balboa en el Condado de Lemos.

Un nieto de Pedro Álvarez Osorio, que lleva su mismo nombre, será el que reciba de Enrique V el título de Conde de Lemos, fundando un mayorazgo en 1453, en el que figura Balboa, que debería heredar su hijo Alonso Osorio, pero éste fallece en 1467, habiendo tenido un hijo bastardo, Rodrigo, con una tal Mayor de Valcarce, a la que parece ser que dio cobijo en el castillo de Balboa.  A la muerte del conde de Lemos, en el año 1482, se produce un pleito sucesorio y una auténtica guerra civil entre su nieto bastardo, Rodrigo, declarado heredero por su padre Alonso, y la segunda esposa del conde, María de Bazán, que defiende los intereses de las cuatro hijas habidas en su matrimonio: Juana, María, Mencía y Constanza.

El momento histórico siguiente sitúa a Balboa y a su castillo dentro del Marquesado de Villafranca, La concesión en 1486 del título de Marqueses de Villafranca por parte de los RR. Católicos a doña Juana Osorio, hija del Conde de Lemos y de María Bazán, y a su marido don Luis Pimentel, es una consecuencia de la guerra civil a la que hemos aludido, en la que el alcaide de la fortaleza de Balboa, al igual que los de otras fortalezas bercianas, permaneció fiel a don Rodrigo; por ese motivo fue sitiada, resistiendo y acordándose su entrega a los RR. Católicos el 3 de agosto de 1486. La solución que adoptan los reyes en este conflicto es dividir el patrimonio del Condado de Lemos, de tal forma que los bienes existentes en Galicia pasan a don Rodrigo, mientras que los existente en el Bierzo (dentro de él Valcarce y Balboa) pasan a doña Juana Osorio, que compensa económicamente a sus hermanas y recibe, junto con su esposo, el título aludido. De hecho, se conserva un documento del Archivo Ducal de Medinasidonia, del año 1489, en el que Mendo de Ribera, alcayde de la casa e fortaleza de Valboa, reconoce que tiene dicha fortaleza en nombre de los marqueses a los que realiza pleito-homenaje.

A partir de esos momentos, el coto de Balboa y su fortaleza figura siempre dentro del Marquesado de Villafranca. Ya aparece en un inventario realizado por María Bazán en 1484 en el que se hace referencia a un número indeterminado de armas que se encuentran, entre otros, en el castillo de Balboa, y en la relación de bienes inmuebles figura “el castillo de Balboa con su coto y varios lugares que el conde de Lemos compró a Gonzalo Valcarce”, mientras que en otro del año 1500 se señala que Balboa y su coto tenían 45 vecinos, de los que cinco están exentos de pagar prestaciones, pero todos los demás pagan impuestos señoriales como la talla y la luctuosa.
Por otra parte, todos los pueblos que hoy día forman el municipio de Balboa aparecen en el documento de mayorazgo realizado por los marqueses en 1528, si bien Villafeile, Lamagrande y Valverde aparecen asociados a la fortaleza de Sarracín; posteriormente los dos primeros, junto con Quintela, aparecerán siempre en la llamada “Gobernación del Valcarce”, y así continúan hasta el siglo XIX, es decir hasta que se constituyen los actuales municipios.

Por tanto, y a modo de resumen, en un primer momento, que abarcaría hasta finales del siglo XIV, el castillo y el coto de Balboa podrían ser relacionados con el linaje García Rodríguez de Valcarce; durante gran parte del siglo XV, y más concretamente hasta 1486, con el señorío de los Osorio -Condado de Lemos- y desde la fecha citada con el Marquesado de Villafranca, situación que se mantiene con total seguridad hasta los años 30 del siglo XIX, con la supresión definitiva de los señoríos, pero que se constata plenamente a mediados del siglo XVIII en el Catastro de Ensenada.
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